– Trabaja la respiración. Respira profundamente por la nariz, desde tu vientre. Ésta es la respiración natural, y puede ayudarte a desprenderte de las tensiones corporales.
– Céntrate en el presente, en lo que estás haciendo en estos momentos. Esto permite que no haya lugar para la preocupación o los pensamientos desencadenantes del miedo.
– Trabaja tu autoestima con un especialista; abandona la queja continua y la autocompasión; aprende a perdonar, a aceptar y a querer a los demás y, por supuesto, a ti mismo.
– Considera tu sufrimiento como un maestro.Contemplar tus miedos y considerar los retrocesos como una oportunidad para crecer es el primer paso para hacerte libre. ¡Sé un buen alumno!
– Valora tu esfuerzo y todo lo que has tenido que resistir. Hay una persona muy fuerte en tu interior que te está ayudando a vivir.
– Utiliza la meditación, concéntrate en tu respiración durante unos minutos, especialmente cuando aparezcan pensamientos negativos en tu mente.
– Identifica los síntomas físicos que experimentas y hazte amigo de ellos para que tu mente aprenda que no son peligrosos. Te requerirá esfuerzo, porque tu cerebro ha asociado estas sensaciones al peligro, pero lograrlo es la clave del éxito, (más información en: MANASSEE BUEL, L. Superar la ansiedad y el pánico. Ed. Obelisco)
Lucía Prendes Licenciada en Psicología